Ejercicio y castidad para el hombre cristiano
En otra entrada del blog mencioné que hacer ejercicio es una de las muchas acciones que se pueden emprender si se busca abandonar la pornografía y la masturbación. En esta ocasión, quiero mencionar un poco más a fondo mi experiencia con el ejercicio y también tomaré cosas de la experiencia de otros de mis amigos twitteros.
No hay uno solo sino algunos mecanismos por los cuales el ejercicio contribuye a dejar esos vicios vergonzosos, y no sólo eso, sino también mejorar otras virtudes:
- Consumo de energías
- Liberación de endorfinas
- Mejora de la autoestima
- Construcción de disciplina y constancia
- Construcción de masculinidad sana
- El ejercicio puede ofrecerse como mortificación
A continuación, explicaré brevemente cada una de ellas.
1. Consumo de energías
Quien haya estudiado biología sabrá ese principio básico de que los individuos de cualquier especie están en mejores condiciones de procrear y reproducirse cuando están sanos y bien alimentados, y en peores condiciones cuando no lo están. El metabolismo prioriza el uso de energía para el sostenimiento de los procesos vitales, la absorción de nutrientes y la reparación y crecimiento de los propios tejidos. Si estas necesidades básicas están satisfechas, el individuo tiene más probabilidades de procrear y, en general, tendrá más ganas de hacerlo. En otras palabras, tendrá más libido.
Si bien mencioné que estando sano hay más deseo sexual, no quiero decir que el ejercicio disminuya la salud, sino todo lo contrario. La paradoja es que, si bien el hombre que se ejercita es más saludable, el ejercicio también genera condiciones que se pueden enfocar de forma recta para disminuir el impulso de recurrir a la masturbación. Esto se debe a que ejercitar el cuerpo genera una mayor demanda metabólica para el crecimiento y reparación de los propios tejidos, concretamente de los músculos.
Habrá mayor demanda de energía para el tejido muscular, lo cual puede ayudar a disminuir el apetito sexual siempre y cuando el individuo tenga la salud psicológica suficiente y el deseo de ser casto.
2. Liberación de endorfinas
La regulación de emociones como la felicidad y el placer se debe a un complejo mecanismo donde participan unas sustancias llamadas neurotransmisores. Estos son pequeñas moléculas producidas por las neuronas que sirven para la comunicación con otras neuronas. Entre ellos se encuentran la dopamina, la serotonina y las endorfinas.
La dopamina genera una sensación de placer y felicidad, y participa en los mecanismos donde el cerebro se condiciona para operar por recompensa. Actividades que generan placer inmediato como el orgasmo, la comida y el consumo de drogas hacen que se libere dopamina, produciendo un placer, una recompensa. Es por ello que, el mal uso de estas actividades puede producir adicciones y dependencia, pues la gente fácilmente busca la felicidad inmediata, aunque efímera. La gente se acostumbra a la gratificación instantánea y se vuelve menos tolerante a la espera y a mantenerse firme en actividades que requieren tiempo y concentración, porque se espera la recompensa tan pronto como sea posible.
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¿Te ha pasado que ves pornografía y, después de un tiempo, las imágenes y videos que antes te prendían de forma instantánea se vuelven aburridos y requieres ver cosas más extremas y en mayor cantidad para lograr el mismo nivel de excitación? Esto se debe a la dopamina: has acostumbrado a tu cerebro al placer inmediato, y no sólo eso: cada vez quieres más y más dopamina.
Es por ello que mucho se habla de los beneficios del “ayuno de dopamina”, para re-condicionar el cerebro, para que responda con felicidad y placer a menos dopamina. Es como el café: 5 tazas no le quitan el sueño a quien lo consume a diario, pero una sola taza puede mantener en vela a quien poco lo consume. Y es aquí donde entra el papel del ejercicio con la dopamina.
Diversas fuentes científicas confirman que la actividad física intensa estimula la liberación de serotonina y de endorfinas. Estas sustancias, al igual que la dopamina, están relacionadas con las emociones positivas. La serotonina produce sensación de bienestar, satisfacción y relajación, y aumenta la concentración y la autoestima. Las endorfinas tienen la particularidad de que se unen a los receptores de opioides del sistema nervioso; sí, a los mismos receptores que se une, por ejemplo, la morfina. Las endorfinas dan sensación de analgesia (alivio del dolor), sensación de bienestar y de euforia, comparables incluso con las drogas, pero con la diferencia de que las endorfinas no tienen efectos negativos ni contraindicaciones.
Así como en enamoramiento y el orgasmo aumentan las endorfinas, también la actividad física intensa lo hace. Hacer ejercicio libera endorfinas y serotonina, por lo cual se puede utilizar el ejercicio como una forma de “reemplazo” de la pornografía para regular el estado de ánimo. Como mencionamos antes, la masturbación y el orgasmo generan placer inmediato por medio de la dopamina. Por otro lado, el ejercicio genera placer y sensación de felicidad por medio de la serotonina y las endorfinas. La diferencia está en la duración de los efectos. En términos prácticos, podríamos decir que la masturbación y la dopamina generan placer inmediato, pero de corta duración, mientras que el ejercicio intenso y las endorfinas producen placer de forma menos rápida y explosiva, pero de mayor duración.
Se necesita más tiempo para sentir placer y felicidad mediante el ejercicio que mediante el orgasmo. Es por eso que, para quienes están adictos a la dopamina, les será más difícil encontrarle el gusto al ejercicio, pero no es cosa imposible.
Cuando yo comencé a hacer ejercicio no tenía tanta noción de esto. Anteriormente había comenzado a ejercitarme, pero abandonaba después de uno o dos meses. Antes, hacía ejercicio porque quería verme físicamente bien, verme “sexy”, pero estando acostumbrado a la recompensa inmediata, no veía resultados instantáneos y dejaba el hábito.
La última vez que retomé el ejercicio no fue por el interés de verme bien, sino por el interés de estar saludable, aunque no me viera “sexy”. Como me daba vergüenza ir al gimnasio e incluso que en mi familia me vieran haciendo ejercicio, comencé de forma oculta, viendo rutinas en YouTube.
Retomando lo de la serotonina, las endorfinas y el ejercicio, recuerdo cuando estaba haciendo las rutinas, y sin condición física, sentía que me faltaba el aire, se me nublaba la vista y quería dejar las cosas allí. Pensaba: “¿qué estoy haciendo aquí, provocándome dolor y ahogándome?”, y luego el coach decía: “no puedes dejar las cosas a medias”. Pausaba y continuaba.
Mi sorpresa era que si bien a media rutina sentía que me iba a morir, terminaba y me sentía agotado, pero con ganas de reír, relajado y contento. No sólo me sentía bien por haberlo logrado y sentirme empoderado y fuerte, sino que me sentía feliz a secas. Incluso el dolor muscular al día siguiente me resultaba agradable. No importaba que sintiera dolor de piernas al caminar y bajar escaleras, me sentía feliz y relajado. Era la serotonina y las endorfinas haciendo su efecto.
Como había dejado la masturbación en aquellos meses, me decía a mí mismo: “esto del ejercicio intenso me da más placer y felicidad que la masturbación”. Un amigo twittero me dijo exactamente lo mismo. No era nada más yo, es algo que les sucede a todos.
Si tú, que me estás leyendo, eres de esas personas que tienen problemas de ansiedad, depresión y falta de motivación, no dudes que el ejercicio intenso es para ti. Yo sé que hay muchos que recurren a la pornografía y la masturbación no porque lo necesiten, sino porque creen que con eso se les va a aliviar, al menos un momento, el malestar psicológico.
Así me pasaba a mí: me sentía estresado y recurría al porno “para relajarme”; no tenía sueño, me masturbaba “para poder dormir”. Mi sorpresa fue cuando llevaba algunas semanas haciendo ejercicio y ya no me sentía ni estresado y dormía fácil y relajado.
Ahora ya no hago rutinas de YouTube, ya hago entrenamiento mucho más pesado, pero si algún lector quiere probar los beneficios del ejercicio y no quiere ir al gimnasio, le vuelvo a recomendar iniciar con YouTube. Hagan la prueba, verán que el ejercicio sabe más rico que la paja.
Algunos objetores podrán decir que el ejercicio físico eleva la testosterona, y por lo tanto, uno va a tener más apetito sexual y le será más difícil evitar la masturbación o las relaciones sexuales. Lo anterior tiene algo verdadero y algo falso. Es muy cierto que el ejercicio eleva la testosterona, y esta hormona hace que los hombres mantengan una mejor composición corporal, menos ansiedad, menos estrés, más estabilidad mental y que estén en mejores condiciones para reproducirse. Sin embargo, el hecho de tener mayor testosterona no hará la libido algo imposible de dominar.
La testosterona sí tiene efectos en el aparato reproductor. Por ejemplo, mayor número de erecciones espontáneas y mayor frecuencia de emisiones nocturnas. Pero para una mente sana, una erección no representa mayor problema. Estar firme de forma espontánea ni es pecado ni vuelve a uno un libidinoso (porque no es lo mismo tentación que pecado), porque el morbo no está en los genitales, sino en la mente. Por eso es que se dice que el cerebro es el principal órgano sexual.
La mayor testosterona con seguridad producirá, las ya conocidas por todos, erecciones matutinas, y también habrá otras durante el día, a veces durante el trabajo, pero sin estar inducidas por pensamientos impuros, y que, al igual que la comezón, pasarán solas si no les prestas atención. Si alguien cree que tener más testosterona y más erecciones hará que uno peque contra la castidad, probablemente se trate de alguien con algún problema de autocontrol que tiene que recurrir a la masturbación cada vez que se pone firme.
3. Mejora de la autoestima
En mi entrada anterior mencioné un poco sobre los efectos de la pornografía en la autoestima. En el porno, sobre todo el porno gay, se ven cosas no tan realistas. Se implanta la idea de que el hombre debe ser muy atractivo físicamente. Compararse uno con ellos es muy contraproducente, especialmente si uno no está conforme con su cuerpo. Se tiende a acentuar la baja autoestima y la inseguridad, y no dudo que en casos graves pueda generar dismorfia corporal.
Esto no me pasó únicamente a mí, sino que le sucede incluso a gente con buen físico. Un día, vi a un médico famoso de twitter diciendo que tenía el sueño de tener cuerpo como actor de porno gay. Ni siquiera él estaba conforme con su cuerpo, a pesar de que notoriamente lleva mucho tiempo en el gimnasio.
Platicando con un psicólogo, le comentaba que yo, cuando veía porno, tenía una fuerte predilección por los actores muy bien ejercitados, o “mamados”, dirían en México. No podían ser delgaditos, ni tampoco gordos, tenían que ser mamados. Me analicé y me di cuenta de que esto se debía a que yo no estaba conforme con mi cuerpo delgado, y en los actores proyectaba la imagen de aquello que yo deseaba, del cuerpo que quería tener. De forma torpemente distorsionada y pervertida, ver el cuerpo ideal en el porno era una manera de conectar con ellos: si no lo tenía yo, al menos podía acceder a través de otros. A causa de no estar conforme conmigo mismo, los hombres fuertes me intimidaban y a la vez me atraían. Si lo explicara con otras palabras, gran parte de mi atracción por ellos no era otra cosa que admiración y envidia mal encausadas.
Esto mejoró con el ejercicio, y no precisamente porque ahora tenga un cuerpazo, sino porque el ejercicio mejora la autoestima por dos vías. La primera es que mejora los niveles de serotonina y endorfinas, lo cual se asocia con mejor autoestima y amor propio. La segunda es que los cambios físicos que uno experimenta lo hacen sentirse fuerte y atractivo.
Subir de peso, ver mis hombros más amplios, sentir mejor ajuste de la ropa y demás, me hacía sentirme mucho más conforme con mi cuerpo, y no sólo eso, lo mejor es que dejé de sentirme intimidado y sexualmente atraído por los hombres fuertes y en forma. No quiero decir que no me parezcan estéticamente atractivos, sino que la atracción ya no es enferma y sexualizada como antes. Ahora, ver hombres subiendo sus rutinas de ejercicio en shorts, en Instagram o YouTube, ya no me despierta para nada excitación. Ver un hombre de buen físico paso de ser como ver un objeto deseado y placentero a ser como ver un paisaje bonito, un lago, un atardecer: le encuentras su valor estético, pero sin el componente erótico, ya no me prenden.
Quiero aclarar que esto que me pasó a mí quizás no será igual para todos. Cada caso es muy particular y deben tenerse en cuenta los factores psicológicos que llevan a cada uno a buscar la pornografía, pues si bien para unos será la autoestima, para otros serán otras causas.
También téngase en cuenta que la motivación primaria para hacer ejercicio no debe ser tener un cuerpo espectacular. Algunos inician queriendo verse atléticos, pero al no ver resultados inmediatos, abandonan. Otros consiguen un buen progreso, mejoran notablemente su apariencia, pero no dejan de estar inconformes con su físico. Al compararse, por ejemplo, con C-Bum, y no lograr estar así, desarrollan un problema psicológico llamado dismorfia corporal, y se vuelven más inseguros y hasta pueden caer en la vigorexia.
También he visto casos de gays que entrenan porque desean ser atractivos y tener más parejas sexuales. Tampoco esos casos terminan bien: se les baja la autoestima, se la pasan en fantasías sexuales con los gymbros, y lejos de encontrarle el lado masculino y sano al ejercicio, desarrollan una idea de aversión a la masculinidad a la que llaman tóxica. Y así, no logran aprovechar los beneficios que el entrenamiento puede dar para la autoestima y la seguridad.
Les repito: el objetivo primario del ejercicio es estar sano. Es muy deseable que todo hombre entrene y vea que su cuerpo es capaz de desarrollar fuerza y salud. Ciertamente alguien fuerte y sano se ve estéticamente bien y es atractivo, pero esto es el efecto secundario, es la recompensa y fuente secundaria de motivación, pero el objetivo primario es la propia salud. No hay que obsesionarse con lo físico ni caer en una relación enfermiza con las dietas y los suplementos.
4. Construcción de disciplina y constancia
Cuando se quiere cultivar una virtud como la castidad, es imprescindible tener disciplina y constancia. Ser disciplinado implica ser capaz de respetar las reglas que uno mismo se impone, y muchas veces hay que hacer lo que no quieres y dejar de hacer lo que quieres. La constancia es la firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y propósitos.
El entrenamiento físico es un medio donde se cultivan estas dos virtudes. Si uno se propone que va a entrenar 5 días a la semana, debe cumplirlo. Si se establece que hay que entrenar de 9 a 10, hay que apegarse al horario. Si hay un plan de entrenamiento que lleve lunes de pecho y viernes de pierna, hay que respetarlo. Si se pone como objetivo entrenar hasta alcanzar cierto peso corporal o hasta que le quede bien cierta prenda de vestir, hay que ser constante hasta lograrlo.
Muchas veces uno se siente cansado, con sueño y sin ganas de entrenar, pero es aquí donde entra la disciplina. Uno no siempre está motivado, pero si se puso como regla entrenar, hay que apegarse a las reglas. Otras veces, uno se desespera porque no ve avances rápidos ni resultados a corto plazo, y es aquí donde entra la constancia: hay que perseverar sin perder de vista el objetivo.
En este sentido, el ejercicio ejerce sobre la propia voluntad un efecto similar al ayuno: se aprende a que la razón sea la que gobierne sobre el propio cuerpo y aún sobre la propia mente. El dominio de sí mismo es indispensable para gobernar las pasiones, incluida la lujuria.
Algunos podrán objetar y decir que la castidad no es algo que se logre por mérito propio sino por gracia divina. Esto es cierto: nadie puede desear el bien si no es por la gracia ordinaria que Dios nos da, pero recordemos lo que dice San Agustín: Dios te pide hacer lo que puedas y que le pidas ayuda en lo que no puedes, para que, con su gracia, puedas. Igual sucede con la castidad. Ningún santo ha llegado a ser casto sin hacer esfuerzo alguno. Es preciso orar y también practicar las virtudes, y así como el ejercicio nos ayuda a practicar la perseverancia hasta alcanzar un objetivo físico, la oración nos ayuda a perseverar en nuestro objetivo principal, que es el Cielo.
5. Construcción de masculinidad sana
Es innegable que la masculinidad está en ataque en estos días. De un lado están aquellos que creen que la masculinidad consiste en la promiscuidad, en tener muchas novias, en tomar alcohol y ser violento e irritable. Del otro lado están los que, en reacción contra esto, han llamado “masculinidad tóxica” no sólo a esas características detestables antes mencionadas, sino a todo aquello que parece masculino: los de la ideología de género, que, luchando contra la masculinidad tóxica y patriarcal, quieren feminizar a los hombres.
Algo que he leído de algunos psicólogos estudiosos del tema, es que quienes tenemos atracción al mismo sexo, muchas veces es debido a un conflicto con la masculinidad que se gestó en nuestra infancia. Y quiero aclarar que nosotros no somos culpables de esto, nosotros no escogimos tener ese conflicto, más bien, nos los impusieron.
La raíz del problema es que uno se sintió excluido de entre los varones, y esa necesidad de pertenecer al grupo, de tener afecto, aceptación y afirmación por parte de los demás hombres, deriva en una inclinación erótica hacia los hombres, que no es más que un intento inconsciente y desesperado de satisfacer las 3 a’s antes mencionadas: afecto, aceptación y aprobación.
A muchos se nos pintaron ciertos rasgos de la masculinidad como algo indeseable, pero nuestra biología no puede cambiar: si nacimos hombres, nuestro instinto desea que seamos como hombres, viriles, determinados, con iniciativa, con propósito, con sentido de protección, sentido de propiedad, etc.
A estar en conflicto el instinto con las condicionantes negativas antes mencionadas, se genera tensión y malestar. Muchos hombres con AMS dicen despreciar la masculinidad cisgénero heteronormada, mientras que, dentro de sí, en sus más profundos anhelos, está el de sentirse poseedores de esa masculinidad verdadera, a la que han rechazado por haberla asociado al machismo.
Resistir a ese instinto de ser viril y masculino es lo peor que se puede hacer. A esto es a lo que Nicolosi llama “síndrome de déficit de identidad del género masculino”. No es esta la causa de todos los casos de la atracción al mismo sexo (AMS), pero sí de la gran mayoría. Para algunos, la gravedad del conflicto es tal que no sólo tienen AMS, sino que se inclinan al afeminamiento, lo cual vuelve el malestar aún peor.
En el entrenamiento físico yo encontré un medio excelente para afianzar mi masculinidad. Antes, yo asociaba el ejercicio con los ignorantes, rudos y toscos, pues el daño psicológico que recibí en mi infancia me hacía creer esa mentira. El simple hecho de pensar en entrenar me resultaba algo chocante. No obstante, yo no estaba conforme con mi físico, y esos a los que llamaba toscos e ignorantes me atraían demasiado, pues veía en ellos las características que en el fondo de mi pensamiento deseaba para mí.
Y es que, con vergüenza lo digo, yo también caí en el engaño de asociar la virilidad con la promiscuidad, la violencia, el alcoholismo y la falta de dominio sobre la ira. Sin embargo, la masculinidad que descubrí en el mundo del fitness, que está lleno de buenos cristianos, es otra.
El ejercicio es incompatible con los excesos en el tomar alcohol y en el comer. Los que llevan esto como un estilo de vida saludable no son ni violentos ni agresivos, todo lo contrario: he visto un gran sentido de compañerismo. Los que ya van avanzados motivan y alientan a los principiantes, sin burlarse de ellos, sabiendo que todos pasamos por ese camino. Además, hay una base biológica para esto: niveles bajos de serotonina y testosterona están asociados con la agresividad. El ejercicio, al aumentar los niveles de serotonina y testosterona, hace que los hombres seamos de temperamento más estable.
Haber descubierto que hay hombres cristianos que buscan dar lo mejor de sí mismos, no sólo en el aspecto social, sino también en el físico, fue una puerta de entrada para sentirme parte del grupo, “un lobo más en la manada”. Todo esto repercutió de forma muy positiva en mi seguridad personal y en mi manera de relacionarme con los demás hombres.
6. El ejercicio puede ofrecerse como mortificación
Si bien el ayuno es la forma más popular de mortificación, hay muchas otras maneras en que uno puede mortificarse. La idea de esto es aprender a tener dominio sobre uno mismo, y ofrecer los sufrimientos a Jesucristo. El ejercicio puede ser un excelente medio de mortificación.
Las mortificaciones no son únicamente abstenerse de algo que a uno le gusta, sino también hacer lo que a uno no le gusta. Hay muchas veces que uno se siente cansado, o que tiene ganas de estar perdiendo el tiempo viendo TV o redes sociales. Si en ese momento uno es capaz de renunciar a la propia comodidad para ponerse a entrenar, es una forma de mortificación.
Durante las rutinas de entrenamiento, uno tiene que llevar los músculos a un grado de esfuerzo que agota las reservas de glucógeno, producen ácido láctico y comienzan a doler y perder fuerza, esto es, el fallo muscular. Ciertos músculos del cuerpo duelen mucho durante el entrenamiento, como el abdomen y los hombros. Otros no duelen tanto, pero agotan bastante, como las piernas. Hay veces que uno quisiera parar, pero si en lugar de detenerse uno continúa, y ofrece el dolor a Jesús, es una mortificación muy buena.
Conclusión
El ejercicio físico puede ser una excelente manera de cultivar virtudes como la fortaleza (de espíritu, no sólo del cuerpo), la disciplina, la constancia y el dominio propio. Vi en internet algunas frases atribuidas a San Ignacio de Loyola, de las cuales no he podido comprobar su autenticidad, pero de todas maneras muestran gran sabiduría y son acorde a la enseñanza del Evangelio:
“No es el alma sola la que debe ser saludable; si la mente está sana en un cuerpo sano, todo será saludable y mucho mejor preparado para dar el mayor servicio de Dios.”
“Recuerde que el ejercicio corporal, cuando está bien orientado, como ya lo he dicho, es también oración por medio de la cual usted puede agradar a Dios nuestro Señor.”
Así que a mis lectores les recomiendo que hagan ejercicio, sin caer en la vanidad.
Les dejo un fuerte abrazo.
Adolfo Castillón
Excelente. No puedo estar más que de acuerdo con todo
ResponderBorrarFelices, los que nunca descansan en su lucha por promover la castidad. Los que entregan su texto sin medida, por un mundo sin heridas, sean felices todos los dias. Me sirvio muchisimo, tengo problemas de AMS y tambien con la masturbacion, voy a implementarlo en my life.
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